Aquella noche la luna gobernaba la cúpula
celeste, rodeada de amenazantes nubarrones grises que cegaban el rastro de
cualquier estrella. Una suave brisa gemía entre las pequeñas casas y los
árboles de Glorysneg, y lo hacía en un idioma que sólo ella entendía. El mar no
estaba demasiado lejos, y la brisa de las tempestuosas aguas del mar de Kara
inundaba el pueblo del aroma más fresco y gélido que conocían. Los inviernos
siberianos eran realmente duros, pero no para quienes llevaban viviéndolos toda
su vida. Los Kirchev pertenecían a este grupo.
La
familia Kirchev era una de las familias más antiguas del pueblo de Glorysneg,
su ancestro más importante había emigrado junto a los fundadores de otras seis
familias hasta el pequeño pueblecillo, y lo habían tomado como su nuevo hogar.
Por aquel entonces, sólo era una aldea casi desértica; ahora, en comparación,
el pueblo rebosaba vida. Muchas personas mayores en busca de tranquilidad, o
familias completas atraídas por la seguridad y el aislamiento de la zona, se
habían trasladado a comienzos del siglo XX. En un principio, a las siete
familias antiguas, consideradas fundadoras a causa de su espíritu emprendedor y
todas sus contribuciones, no les había gustado la intrusión de extranjeros en
sus tierras. Pero si habían sido capaces de luchar contra el cruel tiempo y la
estéril estepa rusa, serían dignos para vivir junto a ellos en el pacífico
pueblo de gloria nevada.
A
Nika le encantaba Glorysneg. Sentía unas fuertes raíces atándola a aquel
pueblo, a aquella casa con siglos de antigüedad, a aquellas gentes, y a su
familia. Al fin y al cabo, toda su historia estaba allí. Durante generaciones,
nadie de su casta había abandonado el pueblo, por unas razones u otras. Así que
no tenía nada que hacer fuera de las fronteras del humilde lugar.
Miró
de nuevo a través de la ventana, el paisaje de la luna cercada por tenebrosas
nubes negruzcas, amenazantes, fieras. Parecía la vista aérea de Glorysneg, un
claro de tejados nevados en medio de un oscuro bosque. No recibían demasiados
turistas, quien encontraba el pueblo era porque alguien le había llevado a él o
porque algo le había atraído. Quizá fuese mejor que nadie hallase aquella
aldea.
La
misma Nika que adoraba su lugar de residencia, le temía más que a ninguna otra
cosa. La ciudad de la gloria nevada desprendía una terrorífica energía que
todos parecían notar. Glorysneg tenía una esencia especial, un núcleo magnético
que la recluía del mundo pero la conectaba a sus habitantes a un mismo tiempo.
Sus
hermosos ojos plateados se reflejaban en el cristal de la ventana, y la luna se
bañaba en ellos con lujuria. Siempre que se sentía confusa, se aovillaba con la
espalda contra la pared, sentada en el banco que su padre había colocado bajo
la ventana de su cuarto. Y allí estaba, meditando, pensando en todo lo que ella
sabía sobre el pueblo, y sobre aquello que todos los demás desconocían.
Unos nudillos llamaron a la puerta cerrada de
su dormitorio y, sin esperar respuesta, su hermano Kaleb hizo acto de
presencia. Cada vez que Nika repetía aquel ritual de sentarse a pensar ante la
atenta vigilancia del astro, su hermano, de iguales ojos grises, acostumbraba a
traer sendas tazas de humeante chocolate para ambos. En silencio, se sentó
frente a ella y le cedió una taza.
-¿Ya estás pensando en eso otra vez?
-¿En qué voy a pensar sino? –Replicó la
muchacha.
-Piensa que todavía tienes tiempo para, ya
sabes, divertirte –Le regaló una sonrisa amable.
Nika sacudió la cabeza, su hermano no
comprendía nada en absoluto, no podía saber cómo se sentía porque él jamás
estaría en su situación. Apoyó la cabeza contra la pared, una larga melena de
lacios cabellos oníricos se balanceó a su espalda. Un suspiro de resignación se
escapó de sus labios.
Aquella
misma noche, durante la cena, sus padres le habían sugerido que pensase
firmemente en el matrimonio, y esa sugerencia sólo podía significar una cosa:
ya habían elegido a un candidato para casarla. Resultaba una tradición
machista, anticuada y en contra de todas las libertades y derechos que a la
muchacha se le ocurrían, pero se trataba de su familia, y como ella era la
única mujer de su generación, su esposo debía ser elegido concienzudamente.
Cumpliría los dieciocho años en unas semanas, así que tendría libertad hasta el
verano siguiente, cuando hubiese acabado el instituto. No soportaba saber que
por mucho que luchase su vida ya estaba decidida por sus padres, sin tener en
cuenta su opinión o sus preferencias. Y todo por haber nacido mujer. Sus
hermanos serían libres de elegir a la persona con quien compartirían el resto
de su vida, pero ella debía aceptar al pobre idiota que estuviese dispuesto a
dejarlo todo para unirse a la familia Kirchev.
Dirigió
la vista a la luna, sola en la inmensidad, cercada por nubes negras… Nubes que
la protegían. Seguro que nadie había intentado casar a la luna, ella era libre
para seguir sola o para esperar eternamente a sus fugaces encuentros con el
sol. Sintió los orbes de Kaleb clavados en su rostro.
-No
te preocupes –Le dijo, sin mirarle directamente-, estaré bien. No dejarían que
me casase con alguien que pudiese hacerme daño.
-Lo
que me preocupa es el daño que ya te han hecho.
Maldito Kaleb, siempre encontraba las palabras que la conmovían. Él lo sabía todo de
ella, y ella de él, siempre había sido su mejor amigo. Era un consuelo que
también fuese su hermano. Dio un largo sorbo a su chocolate, tragó, disfrutando
del dulce calor que bajaba por su garganta, y le observó detenidamente.
-Eso
no importa. Tú eres el único que lo sabe –Sus mejillas se encendieron-. Además,
sólo yo tengo ese sentimiento.
-Creo
que deberías intentarlo, Nika –Su hermana pestañeó, confusa-. Es decir, a
partir de ahora tienes muy pocos meses para disfrutar de tu libertad. Y no
sería justo que te atasen a alguien sin que hubieses tenido la oportunidad de
amar a quien tú quieras.
-Amar
es una palabra un poco exagerada, ¿no? –Parpadeó, avergonzada, apartando la
mirada de los ojos penetrantes de Kaleb- Sólo es un chico que me gusta…
En
realidad, llevaba enamorada de Vladimir Kornovski desde la escuela. Vladimir
era un chico normal y corriente, muy alegre, hijo de la modista y el zapatero
del pueblo. Se fijó en él por primera vez cuando, a sus tiernos doce años, él
le había enseñado a montar en bicicleta y a levantarse tras las numerosas
caídas. Desde entonces, cada fin de semana, lloviese o nevase, salían a
pedalear y recorrían el pueblo entero de cabo a rabo y viceversa. Nunca se
había planteado confesarle su amor, pues su timidez llegaba a tal punto, pero
al verse en la situación en la que estaba, lo basculaba a conciencia.
-Vladimir
es un buen chico, y estoy seguro de que tú también le gustas –Sonrió Kaleb-.
Deberías aprovechar el tiempo que te queda para averiguar si le gustas, y, si
es así, para estar con él.
-¿Y
qué haré cuando llegue el momento de… -Tragó saliva- casarme?
-Tendrás
que inventarte alguna excusa, o decirle que somos una familia muy tradicional
–Le guiñó un ojo.
-Ni
siquiera la persona a la que quiero puede saber la verdad, ¿no? –Él negó con la
cabeza y dio un nuevo sorbo a su taza, casi vacía- Al principio, las cosas eran
distintas –Resopló.
-Al
principio, la gente no se asustaba, porque todos sabían lo que éramos
–Suspiró-. Pero las cosas han cambiado, Nika, no puedes ir desvelando el
secreto familiar al tuntún. Si necesitas hablar sobre ello, me tienes a mí, o a
los hijos de las otras familias…
-Ellos
no son como tú y yo, Kaleb, realmente creen en su superioridad. Son unos
esnobs.
El
muchacho se echó a reír, y pasó una fornida mano de dedos largos por sus
cabellos azabache. La luz de la luna le daba brillos azules a sus mechones, y
su melodiosa risa le añadía un punto misterioso.
-Intenta
dormir, pequeña. Vive el presente, carpe diem.
Dicho
aquello, besó su mejilla, cogió las dos tazas y desapareció por donde había
venido. Nika suspiró. Aunque seguía sintiéndose igual de enjaulada, ahora veía
una luz en el camino. Mañana por la mañana se armaría de valor e iría a hablar
con Vladimir. Tenía que intentarlo, puesto que podía ser su última oportunidad
para amar libremente.
Arrastró
los pies hasta la cama, se deslizó entre las sábanas y dio un par de vueltas.
Estaba muy nerviosa, y no precisamente por el examen que tenía a primera hora.
Cerró los ojos e intentó imaginárselo. Ella hablaría mientras sus mejillas se
encendían, incandescentes. Entonces él sonreiría, pero no sólo con los labios y
su blanca dentadura, sino también con los ojos, aquellos ojos azules como el
mar, brillantes como joyas y sinceros como el que más. Fuese cual fuese su
respuesta, sería suave y cuidadosa, trataría de llegarle al corazón como todo
un caballero. Así era Vladimir Kornovski.
Un
profundo suspiro rompió el silencio. ¿Y si le decía que sí? En ese caso,
sonreiría como había visto sonreír a tantas novias en las películas,
pronunciando un te quiero tan tierno y auténtico que el novio se derretía. Puso
una mueca de profundo asco. No quería pensar en bodas, ni en nada parecido.
Lo
único que su corazón deseaba era poder ser feliz por una vez en la vida, una
sola vez. Esperaba que ser un demonio no fuese un obstáculo para conseguirlo,
aunque sabía que era exactamente eso, un obstáculo. Con los ojos llenos de
lágrimas, soñó que podía atarse a la luna, y ser la mujer libre e independiente
que tanto anhelaba ser.
Emily.
Me encanta *____* Avísame por Tuenti para más ¿eh? :3
ResponderEliminar¡Sin problema! :D El siguiente lo sube Angie ^^ Gracias por pasarte y dejar un comentario :)
EliminarMiaaau, que ahswjwkd, me ha gustado muuucho, espero el siguiente con ansia ^^
ResponderEliminarUn beeeso
Miaaau, que ahswjwkd, me ha gustado muuucho, espero el siguiente con ansia ^^
ResponderEliminarUn beeeso
Jejeje gracias, no te preocupes, el siguiente no tardará mucho en llegar ^^
EliminarPues el siguiente lo escribo yo, espero estar ala altura...
ResponderEliminarLo estarás, lo sé :3
EliminarME ENCANTA. ESTA HISTORY ES TERRIBLEMENTE GENIAL. Y ACABO DE EMPEZAR.
ResponderEliminarY como ya has podido notar por chat, SOY UNA FAN INCONDICIONAL DE KALEB Y QUIERO ROLLO INCESTO CON NIKA *-*
Me encanta el ambiente <3
Y EL FINAL HA SIDO MUY ¡BUM! ¿DEMONIOS? :'D OH, MUERO DE AMOR <3 ES QUE ESTA HISTORIA ES JODIDAMENTE GENIAL.
DEMONIOS. FAMILIAS ANTICUADAS. AMOR. KALEB<3.
Voy a leer el siguiente ahota mismo è.é
Besitos<3
Te adoro, Ana, eres una fan estupenda jajajaja De verdad, no sé qué haría yo sin tus comentarios xD
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