21 de agosto de 2012

Capítulo I: Atarse a la luna.

Aquella noche la luna gobernaba la cúpula celeste, rodeada de amenazantes nubarrones grises que cegaban el rastro de cualquier estrella. Una suave brisa gemía entre las pequeñas casas y los árboles de Glorysneg, y lo hacía en un idioma que sólo ella entendía. El mar no estaba demasiado lejos, y la brisa de las tempestuosas aguas del mar de Kara inundaba el pueblo del aroma más fresco y gélido que conocían. Los inviernos siberianos eran realmente duros, pero no para quienes llevaban viviéndolos toda su vida. Los Kirchev pertenecían a este grupo.


La familia Kirchev era una de las familias más antiguas del pueblo de Glorysneg, su ancestro más importante había emigrado junto a los fundadores de otras seis familias hasta el pequeño pueblecillo, y lo habían tomado como su nuevo hogar. Por aquel entonces, sólo era una aldea casi desértica; ahora, en comparación, el pueblo rebosaba vida. Muchas personas mayores en busca de tranquilidad, o familias completas atraídas por la seguridad y el aislamiento de la zona, se habían trasladado a comienzos del siglo XX. En un principio, a las siete familias antiguas, consideradas fundadoras a causa de su espíritu emprendedor y todas sus contribuciones, no les había gustado la intrusión de extranjeros en sus tierras. Pero si habían sido capaces de luchar contra el cruel tiempo y la estéril estepa rusa, serían dignos para vivir junto a ellos en el pacífico pueblo de gloria nevada.

A Nika le encantaba Glorysneg. Sentía unas fuertes raíces atándola a aquel pueblo, a aquella casa con siglos de antigüedad, a aquellas gentes, y a su familia. Al fin y al cabo, toda su historia estaba allí. Durante generaciones, nadie de su casta había abandonado el pueblo, por unas razones u otras. Así que no tenía nada que hacer fuera de las fronteras del humilde lugar.

Miró de nuevo a través de la ventana, el paisaje de la luna cercada por tenebrosas nubes negruzcas, amenazantes, fieras. Parecía la vista aérea de Glorysneg, un claro de tejados nevados en medio de un oscuro bosque. No recibían demasiados turistas, quien encontraba el pueblo era porque alguien le había llevado a él o porque algo le había atraído. Quizá fuese mejor que nadie hallase aquella aldea.

La misma Nika que adoraba su lugar de residencia, le temía más que a ninguna otra cosa. La ciudad de la gloria nevada desprendía una terrorífica energía que todos parecían notar. Glorysneg tenía una esencia especial, un núcleo magnético que la recluía del mundo pero la conectaba a sus habitantes a un mismo tiempo.

Sus hermosos ojos plateados se reflejaban en el cristal de la ventana, y la luna se bañaba en ellos con lujuria. Siempre que se sentía confusa, se aovillaba con la espalda contra la pared, sentada en el banco que su padre había colocado bajo la ventana de su cuarto. Y allí estaba, meditando, pensando en todo lo que ella sabía sobre el pueblo, y sobre aquello que todos los demás desconocían.
  
Unos nudillos llamaron a la puerta cerrada de su dormitorio y, sin esperar respuesta, su hermano Kaleb hizo acto de presencia. Cada vez que Nika repetía aquel ritual de sentarse a pensar ante la atenta vigilancia del astro, su hermano, de iguales ojos grises, acostumbraba a traer sendas tazas de humeante chocolate para ambos. En silencio, se sentó frente a ella y le cedió una taza.

-¿Ya estás pensando en eso otra vez? 

-¿En qué voy a pensar sino? –Replicó la muchacha.

-Piensa que todavía tienes tiempo para, ya sabes, divertirte –Le regaló una sonrisa amable. 

Nika sacudió la cabeza, su hermano no comprendía nada en absoluto, no podía saber cómo se sentía porque él jamás estaría en su situación. Apoyó la cabeza contra la pared, una larga melena de lacios cabellos oníricos se balanceó a su espalda. Un suspiro de resignación se escapó de sus labios.
             
Aquella misma noche, durante la cena, sus padres le habían sugerido que pensase firmemente en el matrimonio, y esa sugerencia sólo podía significar una cosa: ya habían elegido a un candidato para casarla. Resultaba una tradición machista, anticuada y en contra de todas las libertades y derechos que a la muchacha se le ocurrían, pero se trataba de su familia, y como ella era la única mujer de su generación, su esposo debía ser elegido concienzudamente. Cumpliría los dieciocho años en unas semanas, así que tendría libertad hasta el verano siguiente, cuando hubiese acabado el instituto. No soportaba saber que por mucho que luchase su vida ya estaba decidida por sus padres, sin tener en cuenta su opinión o sus preferencias. Y todo por haber nacido mujer. Sus hermanos serían libres de elegir a la persona con quien compartirían el resto de su vida, pero ella debía aceptar al pobre idiota que estuviese dispuesto a dejarlo todo para unirse a la familia Kirchev.

Dirigió la vista a la luna, sola en la inmensidad, cercada por nubes negras… Nubes que la protegían. Seguro que nadie había intentado casar a la luna, ella era libre para seguir sola o para esperar eternamente a sus fugaces encuentros con el sol. Sintió los orbes de Kaleb clavados en su rostro.

-No te preocupes –Le dijo, sin mirarle directamente-, estaré bien. No dejarían que me casase con alguien que pudiese hacerme daño.

-Lo que me preocupa es el daño que ya te han hecho.
             
Maldito Kaleb, siempre encontraba las palabras que la conmovían. Él lo sabía todo de ella, y ella de él, siempre había sido su mejor amigo. Era un consuelo que también fuese su hermano. Dio un largo sorbo a su chocolate, tragó, disfrutando del dulce calor que bajaba por su garganta, y le observó detenidamente.

-Eso no importa. Tú eres el único que lo sabe –Sus mejillas se encendieron-. Además, sólo yo tengo ese sentimiento.

-Creo que deberías intentarlo, Nika –Su hermana pestañeó, confusa-. Es decir, a partir de ahora tienes muy pocos meses para disfrutar de tu libertad. Y no sería justo que te atasen a alguien sin que hubieses tenido la oportunidad de amar a quien tú quieras.

-Amar es una palabra un poco exagerada, ¿no? –Parpadeó, avergonzada, apartando la mirada de los ojos penetrantes de Kaleb- Sólo es un chico que me gusta…

En realidad, llevaba enamorada de Vladimir Kornovski desde la escuela. Vladimir era un chico normal y corriente, muy alegre, hijo de la modista y el zapatero del pueblo. Se fijó en él por primera vez cuando, a sus tiernos doce años, él le había enseñado a montar en bicicleta y a levantarse tras las numerosas caídas. Desde entonces, cada fin de semana, lloviese o nevase, salían a pedalear y recorrían el pueblo entero de cabo a rabo y viceversa. Nunca se había planteado confesarle su amor, pues su timidez llegaba a tal punto, pero al verse en la situación en la que estaba, lo basculaba a conciencia.
            
-Vladimir es un buen chico, y estoy seguro de que tú también le gustas –Sonrió Kaleb-. Deberías aprovechar el tiempo que te queda para averiguar si le gustas, y, si es así, para estar con él.
            
-¿Y qué haré cuando llegue el momento de… -Tragó saliva- casarme?
             
-Tendrás que inventarte alguna excusa, o decirle que somos una familia muy tradicional –Le guiñó un ojo.
             
-Ni siquiera la persona a la que quiero puede saber la verdad, ¿no? –Él negó con la cabeza y dio un nuevo sorbo a su taza, casi vacía- Al principio, las cosas eran distintas –Resopló.
             
-Al principio, la gente no se asustaba, porque todos sabían lo que éramos –Suspiró-. Pero las cosas han cambiado, Nika, no puedes ir desvelando el secreto familiar al tuntún. Si necesitas hablar sobre ello, me tienes a mí, o a los hijos de las otras familias…

-Ellos no son como tú y yo, Kaleb, realmente creen en su superioridad. Son unos esnobs.
            
El muchacho se echó a reír, y pasó una fornida mano de dedos largos por sus cabellos azabache. La luz de la luna le daba brillos azules a sus mechones, y su melodiosa risa le añadía un punto misterioso. 

-Intenta dormir, pequeña. Vive el presente, carpe diem.
             
Dicho aquello, besó su mejilla, cogió las dos tazas y desapareció por donde había venido. Nika suspiró. Aunque seguía sintiéndose igual de enjaulada, ahora veía una luz en el camino. Mañana por la mañana se armaría de valor e iría a hablar con Vladimir. Tenía que intentarlo, puesto que podía ser su última oportunidad para amar libremente.
             
Arrastró los pies hasta la cama, se deslizó entre las sábanas y dio un par de vueltas. Estaba muy nerviosa, y no precisamente por el examen que tenía a primera hora. Cerró los ojos e intentó imaginárselo. Ella hablaría mientras sus mejillas se encendían, incandescentes. Entonces él sonreiría, pero no sólo con los labios y su blanca dentadura, sino también con los ojos, aquellos ojos azules como el mar, brillantes como joyas y sinceros como el que más. Fuese cual fuese su respuesta, sería suave y cuidadosa, trataría de llegarle al corazón como todo un caballero. Así era Vladimir Kornovski.
            
Un profundo suspiro rompió el silencio. ¿Y si le decía que sí? En ese caso, sonreiría como había visto sonreír a tantas novias en las películas, pronunciando un te quiero tan tierno y auténtico que el novio se derretía. Puso una mueca de profundo asco. No quería pensar en bodas, ni en nada parecido.

Lo único que su corazón deseaba era poder ser feliz por una vez en la vida, una sola vez. Esperaba que ser un demonio no fuese un obstáculo para conseguirlo, aunque sabía que era exactamente eso, un obstáculo. Con los ojos llenos de lágrimas, soñó que podía atarse a la luna, y ser la mujer libre e independiente que tanto anhelaba ser.


Emily.

9 comentarios:

  1. Me encanta *____* Avísame por Tuenti para más ¿eh? :3

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    1. ¡Sin problema! :D El siguiente lo sube Angie ^^ Gracias por pasarte y dejar un comentario :)

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  2. Miaaau, que ahswjwkd, me ha gustado muuucho, espero el siguiente con ansia ^^
    Un beeeso

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  3. Miaaau, que ahswjwkd, me ha gustado muuucho, espero el siguiente con ansia ^^
    Un beeeso

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    1. Jejeje gracias, no te preocupes, el siguiente no tardará mucho en llegar ^^

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  4. Pues el siguiente lo escribo yo, espero estar ala altura...

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  5. ME ENCANTA. ESTA HISTORY ES TERRIBLEMENTE GENIAL. Y ACABO DE EMPEZAR.
    Y como ya has podido notar por chat, SOY UNA FAN INCONDICIONAL DE KALEB Y QUIERO ROLLO INCESTO CON NIKA *-*
    Me encanta el ambiente <3

    Y EL FINAL HA SIDO MUY ¡BUM! ¿DEMONIOS? :'D OH, MUERO DE AMOR <3 ES QUE ESTA HISTORIA ES JODIDAMENTE GENIAL.
    DEMONIOS. FAMILIAS ANTICUADAS. AMOR. KALEB<3.

    Voy a leer el siguiente ahota mismo è.é

    Besitos<3

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    1. Te adoro, Ana, eres una fan estupenda jajajaja De verdad, no sé qué haría yo sin tus comentarios xD

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