31 de agosto de 2012

Capítulo IV: En apuros.

Las llamas verdes empezaban a quemar los árboles más próximos al claro, en el que se encontraban. La nieve no estaba frenando su paso, y aún así, los lobos se retorcían en ella, con el único propósito de apagar las llamas que consumían su vida, sin éxito. Los aullidos y gemidos de aquella manada, se convirtieron en el llanto de la noche que se despedía.

Kaleb se encontraba rodeado de aquellas mismas llamas, que en ningún momento se habían cernido sobre él, ni siquiera le habían tocado. Se encontraba esperando a que se apaciguaran, hasta su extinción total.

Había ido a pasear por el bosque, después de despedirse de Nika, porque le había parecido una noche lo suficientemente tranquila como para templar su temperamento. Odiaba ver la tristeza reflejada en los ojos de su hermana, y esa noche, aquellos orbes plateados se habían colmado de dolor. También era cierto, que había conseguido animarla, pero eso no bastaba para apaciguarle. Llevaba dos horas caminando sin rumbo, cuando la oyó gritar.

Una pequeña muchacha, se encontraba acorralada entre un peñasco de rocas que sobresalían, y una manada de lobos, que se abalanzaba sobre ella, hincando sus prominentes dentaduras, en la fina y delicada piel de la joven.

En cuanto la liberó de los lobos, la pequeña trató de incorporarse, y para su sorpresa lo consiguió. Creyó que perdería el control cuando la vio mirar alarmada como su sangre teñía la nieve de escarlata, mientras él seguía enzarzado con los lobos. Sin embargo, ella le había devuelto la mirada, y en aquellos penetrantes ojos verdes solo pudo vislumbrar serenidad, incluso había creído verla decidida a ayudarle, cuando las llamas inundaron la escena. Kaleb supuso que se debían al propio núcleo magnético de Glorysneg, protegiendo a sus habitantes. Le frustraba que se encontrasen separados, por las mismas llamas que los protegían. Estas no menguaron, hasta la llegada del alba. 

En cuanto pudo, se inclinó junto a la muchacha, y se sintió aliviado al comprobar que todavía respiraba. Buscó su pulso y descubrió que era demasiado débil. La cogió en brazos tratando de no tocar ninguna de sus heridas más de lo necesario. 


Se dio cuenta de que algunas de las mordeduras menos profundas habían empezado a cicatrizar. La chica no era humana, pero tampoco era capaz de identificarla como ninguna otra criatura. Kaleb conjeturó, que se debía a que la energía de la muchacha era casi inexistente, y entendió que tal vez ella no pasaría de ese día.

La levantó, dejando que apoyara la cabeza en su hombro, mientras una larga y espesa cascada de rizos castaños, acariciaban su brazo. Algo andaba mal, la joven permanecía totalmente inconsciente, debía ser un peso muerto, pero la notaba ligera entre sus brazos. Con este pensamiento, apretó el paso de vuelta a Glorysneg.

Apesar de la brumosa estepa rusa, Kaleb llegó en un tiempo récord a su destino, sin duda gracias a su naturaleza demoníaca. Expirando todavía, llamó a la casa de los Doyle, ellos sabrían cómo cuidarla.

Un chico, un par de centímetros más bajo que él, abrió la puerta, le reconoció e inspeccionó a la muchacha con la mirada. El instinto de Kaleb le urgió a apartarla del joven Ciro, pero se contuvo a tiempo.

-Colócala encima de la mesa de la cocina- indicó dejándolo pasar y subiendo escaleras arriba.

Kaleb obedeció, aunque no sin una pequeña reticencia.

-¿Qué le ha pasado?- la pregunta vino de James, una de las dos figuras masculinas, que les observaban desde el marco de la puerta.

Sin esperar respuesta, los dos se adentraron en la cocina y empezaron a inspeccionar a la joven. Kaleb no vio necesario responder, sabía que identificarían las marcas en breves.

Como siempre le sucedía, Kaleb notó la abismal diferencia entre James Doyle y su pareja Judd Anderson. James era el tío de Ciro, era cálido y afable. Su preocupación era palpable mientras examinaba las heridas de la pequeña. Pero Judd era metódico y letal. Sus ojos de un intenso azul cobalto desbordaban inteligencia y fría concentración. Sabía que eran una pareja insólita, pero eran los mejores en cuanto a curar se refería.

Ciro apareció de pronto cargado con sábanas, trapos limpios y un montón de utensilios que Kaleb no reconocía.

-¿La atacan los lobos y tú la traes aquí?- preguntó Ciro mientras empezaba a retirar las desgarradas prendas de sus heridas, como hacían los demás y comenzaba a limpiar la sangre con un paño húmedo.

Kaleb se encogió de hombros, percatándose de lo irónico de la situación. La muchacha había sido atacada por una manada de lobos, y él la había llevado hasta la casa de una familia de licántropos, a que la curaran.

-Esta no es una herida que le haya causado un lobo- la mirada acusadora de Judd se posó sobre Kaleb, mientras le mostraba la herida que recorría el abdomen de la joven.- ¿La has atacado tu también?

La sugerencia le hizo gruñir con furia. 

-¿Por qué iba a traerla aquí sí quisiera matarla?

-Tal vez fue víctima de tu descontrol antes de encontrarse con los lobos- la acusación golpeó de lleno a Kaleb. La ira rugía con fuerza en las profundidades de su ser. Sabía que Judd era valiente pero aquella provocación rozaba la temeridad. 

-Poseo más control del que puedas imaginar.- su voz sonó pausada, destilando una calma que no sentía. Cosa que como sabía, solo lo hacía parecer más peligroso.

-Lo sabemos, de no ser así ya estaríamos muertos.- mientras lo decía James le lanzó una mirada cargada de reproche a Judd.

-Arde en fiebre.- la intervención de Ciro, hizo que todos se centraran de nuevo en la muchacha.

Kaleb observó su delicado y demacrado cuerpo. Era muy menuda, debía de ser un palmo más baja que Nika, pero más o menos de su  edad. De no haber visto la serenidad en sus ojos se habría dejado engañar por su estatura, y la habría creído más joven. 

Los tres hombres aplicaron distintos ungüentos en las heridas de la pequeña y la vendaron con impresionante eficiencia. La contusión más peliaguda fue la de la cabeza, pero una vez cerrada no dio más problemas. Sin embargo, la fiebre no le bajo hasta la llegada del mediodía, cuando los cuatro hombres empezaban a desesperarse. Incluso Kaleb había ayudado en la ardua tarea.

Le habían puesto una vieja camiseta de Ciro, que la cubría hasta un poco por encima de las rodillas. Pero no se atrevían a ponerle nada más por si volvía a subirle la fiebre.

Kaleb tuvo tiempo de sobra para apreciar el parecido entre James y Ciro. Ambos altos y fornidos. Con el pelo castaño claro, que contrastaban con sus ojos marrones muy oscuros, casi negros. Podrían haber pasado por padre e hijo, pero no lo eran.

Eran las seis, y la fatiga había empezado a hacer mella en ellos, cuando la chica despertó. Se frotó los ojos captando la atención de todos. Intentó incorporarse y Kaleb la sentó colocando su espalda contra su cuerpo, ejerciendo de respaldo para ella. Aturdida miró a los tres hombres que se inclinaron junto a ella.

-¿Cómo te llamas pequeña?- preguntó James dulcificando cada palabra que salía de su boca. Ella inclinó la cabeza como si no entendiera.

-¿Mi... nombre?- preguntó la pequeña con la voz ronca por la fiebre, lo que le hizo hacer una mueca con la cara, mientras se llevaba la mano a la garganta y carraspeaba.

James asintió, y ella hizo una pausa como si se lo estuviera pensando.

-Amy Nóvikov.- parecía aliviada por haber dado con la respuesta.

-¿Cuántos años tienes?- la pregunta provenía de Ciro, y esta vez la pausa de la muchacha fue más prolongada. La tensión se palpaba en el ambiente.

-Dieciocho.- susurró mientras sus ojos se empañaban de lágrimas, debido a lo que Kaleb solo pudo identificar como desesperación. Los hombres intercambiaron miradas inquietas.

-¿Tienes familia?- Judd había hecho esa pregunta sin muestra de inflexión en su voz, en vista de que nadie más se atrevía a hablar.

-No lo sé.- la respuesta no fue más que un quejido agónico, mientras las lágrimas caían por su bello rostro- ¿Por qué no sé quién soy?- jadeaba y estrechaba su colgante de una media luna plateada contra su pecho.

-Tampoco lo sabemos nosotros.- James inclinó la cabeza señalando a Kaleb.- Él te encontró herida y te trajo aquí para que te curásemos.

Amy se giró con celeridad y alzó la cabeza para encontrarse con su mirada. La sorpresa inundó sus verdes orbes. 

-Tus ojos...- alzó la mano y le acarició con suavidad el rostro, Kaleb se quedó petrificado ante el pequeño gesto- yo te he visto antes...- sin duda le costaba mucho hablar- me salvaste.

Amy no resistió más y volvió a quedarse inconsciente en sus brazos. La confusión reinaba en la habitación.

-No recuerda nada.- Judd rompió el silencio.

-No.- James estaba de acuerdo- Será mejor que la dejes aquí tenemos una habitación vacía y la cuidaremos bien.

Kaleb asintió y se dispuso a salir de allí todavía desconcertado, cuando escuchó: 

-Te has dado cuenta de que tu sobrino ha vuelto a faltar a la escuela, ¿verdad James?

-Sí. Habrá que hablar con él.- parecía cansado y taciturno.

Kaleb continuó silencioso su camino a casa.

Angie.

4 comentarios:

  1. *____* Me encanta :D Es chachi :3 Jo,intriga everywhere e.e
    ¡Un beso y subid pronto!

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    1. Gracias^^ el siguiente lo escribe Emily así que habrá que esperar a que ella tenga internet jeje^^

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  2. OMG *___________* KAMY <3 KAMY KAMY KAMY <3 <3 <3 SON TAN LINDOOOOOOS! *^*
    A ver, antes de nada, yo soy mucho de hacer teorías e hipótesis en mi cabeza. Y ya empiezan. Y las voy a decir. Porque me hace ilu *-*
    ¿Qué es Amy?
    Una parte de mí dice que es un ángel, pero no se ha apartado de Kaleb, así que estoy un 50% segura de que es un ángel.
    El 10% demonio o medio-demonio.
    El 30% bruja/hechicera/maga ê_e
    El 10% otra cosa rara.

    Puede que me equivoque, pero por si acierto lo dejo aquí como prueba è.é
    Me encanta la pareja de James y Jodd *-*
    Y Cilo me parece que si llega a estar solo con Amy, le hace cosas impuras a la pobre ê.e O se la come (como licántropo).
    LOOOOOL Me encantó la ironía de ser atacada por unos lobos y que Kaleb (<3) la lleve a curar a unos licántropos xD
    Quiero saber más *-*

    ¡Besos!<3

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    1. Jajajajajaja si son una pareja muy mona, me encantan tus hipótesis, me reí mucho, pero ya veras lo que es la pobre Amy jajaja

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